domingo, 14 de septiembre de 2014

De la puna a la selva: LA TRAVESÍA

Treking de Tilcara a Calilegua






"Región extensa con enormes montañas y profundos valles; con cardones y vestimentas coloridas, cuyo recorrido se inicia en la mismísima Quebrada de Humahuaca.
Es una travesía a pie descomunal por caminos incrustados en las laderas, de extensas quebradas, con cerros y pampas de incontables colores, pasando por los pastizales de altura hasta llegar como broche de oro a la selva de yungas del colosal Parque Nacional Calilegua".






Día 1: Conociendo Tilcara

Nos encontramos en esta pequeña localidad con Miguel y que se encuentra a 2.400 msnm. Luego de alojarnos en el Hostel Alta Montaña, salimos a recorrer el pintoresco pueblo: la feria, la plaza, la iglesia y además, conocimos Pulcará de Tilcara, que es una fortaleza construida por los tilcaras no sólo para defenderse sino como forma de vida social y religiosa.

Con Francisco y Miguel en Tilcara-Jujuy

Pueblo de Tilcara






Parque Botánico de Pulcará de Tilcara

Pulcará de Tilcara



















Parroquia Ntra. Sra. del Rosario San Francisco de Tilcara


Día 2: Como mulas cargueras

Estaba prevista que el traslado de la mochilas grandes lo hicieran las mulas cargueras y que nuestra travesía comenzara en Casa Colorada a los 3.600 m de altura aproximadamente.
Pero esto no se dio. La persona encargada de las mulas nunca apareció y no nos entregaron las llaves para llegar a destino. Esto implicó que el primer día de caminata fuera la más dura, pues tuvimos que cargar nosotros con todo nuestro equipaje y caminar en permanente ascenso más de una hora y media de lo previsto.
Comenzamos caminando en forma lenta y parando cada tanto para poder adaptarnos a la altura y por la exigencia de llevar una gran carga sobre nuestras espaldas y también sobre nuestro torso. Al poco andar recurrimos a masticar hojas de coca para atenuar los efectos de la puna. Pero todo este malestar se minimizaba con la belleza del lugar.
La subida era constante, lenta hasta alcanzar la mayor altura de la travesía, en Campo Laguna a los 4.200 msnm. Aquí la puna terminaba y la vista sorprendente tanto adelante como atrás nuestro.
Llevábamos 10 horas de marcha y nuestros cuerpos estaban totalmente agotados. El mío mucho más ya que era la primera vez que transportaba tanta carga. Francisco decidió llevar mi mochila grande y así pudimos continuar 2 horas más hasta encontrar el corral de Don Felipe donde pudimos pernoctar. 
En este primer día de travesía la idea era llegar hasta Yuto Pampa, pero nuestro cansancio y la aproximación de la noche pudieron más.

Inicio de la travesía con todo la carga
 a cuesta

Desde donde debíamos salir


Cerro Anmarillo

Descanso a orillas de un arroyo

Merecido masajes

A 4.200 msnm

Día 3: Más alto que las nubes

Temprano por la mañana continuamos en descenso por un sendero que surca valles, quebradas y faldeos hasta llegar a Yuto Pampa a 3.300 msnm. Este tramo tardamos cerca de 3 horas y continuamos descendiendo con nuestras mochilas acuestas.
Nos detuvimos en una pampa para almorzar y sobre nuestras cabezas sobrevolaban varios cóndores que a vuelo rasante hacían notar su presencia.
Mientras descansábamos apareció doña Felipa, su marido y el yerno con un montón de mulas con cargas y un par de caballos. Miguel que conoce a esta familia le comentó lo sucedido y ella nos díó un caballo para poder continuar con nuestra travesía sin tanto peso. 
Así fue que al reducir nuestras cargas pudimos imprimir ritmo de marcha y llegar a Molulo (2.900 msnm) casi de noche, empleando nuevamente un tiempo de 12 horas de caminata.
Gran parte de este trayecto lo hicimos por arriba de las nubes. Se veía como un mar blanco que cada tanto recobraban diferentes formas, y los picos más altos asomándose sobre ellas.
En una apacheta nos encontramos con un grupo grande de estudiantes de Bs As que a la inversa de nosotros hacían la misma travesía.
Este trayecto se caracterizó por sus cerros aterciopelados de color verde y tierra colorada, llegando a cruzar el río en Huaina Huasi, un lugar para contemplar la belleza del lugar. 
Hicimos noche en el rancho de doña Felipa donde su hija Carina nos dió de cenar "tamales", una típica comida de carne y papas envueltas en chala. 

Partiendo la caminata desde el corral de don Felipe

Caminando por filos más alto que las nubes

Escapando de las nubes

Paisaje multicolor

Vuelo rasante de cóndores

Llegada de la salvación: las mulas

Grupo de estudiantes de Bs. As.

Llegando al rancho de doña Felipa

"Tamales" de cena


Día 4: La transición: del pastizal a las yungas

El sendero serpentea filos con magníficas vistas panorámicas y poco a poco van apareciendo los primeros árboles. El pastizal de montaña da paso a los primeros alisos en tierra colorada. La huella emprende un continuo y exigente ascenso del cerro Colorado, y en su descenso se puede divisar el caserío de San Lucas, nuestro destino, un bello pueblo que sólo se accede a pie o a caballo, ubicado a 1.900 msnm. 
Empleamos 10 horas con 40 minutos en llegar a este bellísimo poblado, donde sus casas se encuentran dispersas en medio de una suntuosa vegetación.
Aquí pernoctamos en el rancho de doña Ramona, una señora mayor muy hospitalaria por cierto. 
Pudimos bañarnos y cenar una exquisita sopa de avena y verdura que reconfortó nuestros cuerpos.




Comienza la vegetación
Transportando nuestras mochilas
 


Camino hasta la cima del Colorado

Iniciando el ascenso al Colorado

Rancho de doña Ramona


Dia 5: Las yungas: el paraíso

Y llegó el último día de nuestra travesía. La más linda, la más impactante.
Partimos con los primeros rayos del sol que iluminaban los picos montañosos, por una senda que bordea el río San Lucas. La vegetación en cada tramo es mayor, cada vez más tupida. El paisaje es deslumbrante. El ruido del río, el triar de los pájaros, algún que otro cencerro, daban la impresión de estar bajo una sinfonía natural. Paredes altísimas con cavernas, caminos de corniza, vegetación exuberante, pájaros de diversos colores, animales sueltos....todo en perfecta armonía. Parecía que estábamos en medio del paraíso. Tan bello y profundo fue el sentimiento que tuve, que dejé escapar varias lágrimas y agradecí a Dios y a la Pachamama la posibilidad de vivir y sentir su creación, su maravilla, de percibir sus olores y colores, de estar ahí y disfrutar de cada recodo del camino.
Ya en la parte final, se cruza el río por un puente y se asciende vertiginosamente hasta Peña Alta, donde nos esperaba Italo, completando este tramo en 6 horas de marcha. Luego don Figueroa nos llevó  al poblado de San Francisco a La Esquina Hostal para poder darnos un baño y luego a almorzar. Posteriormente tomamos el camino de montañas dejando las yungas hasta Ledesma y de ahí a San Salvador de Jujuy para emprender nuestro regreso a San Juan.

Partida desde San Lucas

En plena yungas

Paisajes sorprendentes


Murallones de gran altura


Camino de cornisas

Murallones, caverna y vegetación

De más está decir que fue una experiencia enriquecedora, por la vivencia que tuve, por los lugares conocidos, por su gente. Porque a lo largo de los casi 72 km de recorrido quise llevarme grabado en mis retinas las bellezas que descubría en cada paso que daba. Porque la convivencia fue plena. Porque fuimos unos de los pocos privilegiados de recorrer un camino marcado de aventura, de esplendor. Porque al final de cada día, y después de muchas horas de marcha, quedaba el placer de haber concluido satisfactoriamente con una etapa más y de haber disfrutado, vivido y sentido un espectáculo de la naturaleza.





















Mis más sentido agradecimiento a Miguel Montenegro que me invitó a hacer este treking y que puso toda la buena onda aún en los momentos difíciles de la travesía. A Francisco Márquez por haberme acompañado y ayudado cuando más lo necesitaba. A doña Felipa y Ramona, a Carina, a don Felipe, al Sr. Italo Figueroa y todos aquellos que con amabilidad y cordialidad hicieron de esta travesía un sueño para mí.