sábado, 30 de agosto de 2014

El Zonda no nos amendretó

Mina de Riolita

Arrancó el fin de semana con tiempo agradable, temperatura de casi 30°, con vientos moderados del sector norte y oeste, cumpliéndose con el pronóstico del tiempo. Y aunque el día amenazaba con viento Zonda, igual salimos a hacer nuestro treking de los días sábados.
Esta vez fuimos para el departamento de Ullúm, siguiendo la huella que lleva al Cerro La Sal, más precisamente a la Mina de Riolita
La riolita es una roca volcánica, de color gris a rojizo con una textura de granos finos o a veces también vidrio y una composición química muy parecida a la del granito. Es una piedra muy apreciada para la construcción.
Sus colores variados indican cambio, variedad y progreso. La riolita ayuda a potenciar el deseo de progresar en la vida, enfocando el momento presente y resolviendo aquello que estanca.

Es la primera vez que el grupo iba a este lugar. Yo había visto las fotos y le pasé el dato a Francisco, quién googleó el terreno y hasta allá llegamos sin antes tomar por otro camino. Empezamos a caminar y nos dimos cuenta que no era el sitio. Regresamos y tomamos el camino correcto que nos llevó a la zona de riolitas.

Martín, Mario, Ana, Miguel, Francisco, Darío y yo


















El lugar se destaca por tener un bosquecillo, una casa en buenas condiciones, lomas de diversos colores predominando el claro, con variadas geoformas de rocas.








Subimos una pequeña loma de granito blanco y descubrimos una gran ollada. Buscamos la forma de llegar a ella y nos dió la impresión de estar en otro lugar del mundo.

La ollada

En busca del pozo de la ollada

Al lado del pozo





Seguimos camino por una huella que nos llevó hasta el final de la quebrada. No hicimos otra cosa que sorprendernos del lugar por los diversos tonos de las rocas y hasta el colorido de las piedras que daban la impresión de estar caminando sobre "gomitas dulces" 

Piedras parecidas a las "gomitas de mascar"


Llegamos al final de la quebrada de un color rojizo obispo, verde musgo, diversos tonos de ocres, con un cielo azul muy nítido y algunas nubes que daban la impresión de tener a nuestro alrededor un paisaje maravilloso pintado a mano.
Fue una caminata muy liviana, tranquila, con una pequeña pendiente que por momento denotaba el esfuerzo, pero con una gran belleza sorprendente.





lunes, 18 de agosto de 2014

Tres María por el Pomo

Nos quedaron las ganas de hacer el Tres María por el Pomo y hoy por la mañana fuimos a recorrerlo.
Fue Miguel quién nos guió por la quebrada correcta y lo seguimos Francisco, Ana y yo. 
Esta vez si fue familiar el recorrido aunque algo distinto por los desmoronamientos que hubieron, pero la quebrada en sí mantuvo su aspecto. Paredones estrechos, subidas por rocas, partes coloradas, poca vegetación, trepadas abruptas. Por momentos recibí la ayuda de Miguel para poder continuar por la dificultad del terreno, sin embargo estuvo muy atractiva la subida.
Llegamos al sendero que se une con el habitual que lleva al Tres Marías, pudiendo ver la cruz de su cumbre. Aquí Ana y Miguel se adelantaron, mientras que Francisco y yo seguimos a nuestro ritmo.
Llegamos a la cima del cerro y se pudo apreciar toda una vista panorámica de la zona. Conversamos, cominos e hidratamos y comenzó nuestro descenso al trote. Nuevamente Ana y Miguel se adelantaron y quedamos como rezagados Francisco y yo que nos cuidábamos en las partes más escabrosas.
Todo el trayecto de bajada nos encontramos con varias personas que aprovechando el feriado y el día maravilloso salieron a hacer treking por el cerro y muchas más se vieron en la base del Tres Marías con sus bicis.
Fue un día primaveral con una temperatura cercana  a los 30°, sin nubes ideal para la práctica deportiva.

Ingresando a la quebrada







Quebrada el Pomo





Dejando la quebrada

Camino a la cumbre

En la cumbre

sábado, 16 de agosto de 2014

Tres Marías por ruta del Parapentes

La idea era hacer el Cerro Tres Marías por el Pomo, cuyo sendero era conocido por Francisco y por mí; aunque yo hacen más de tres años que no lo realizaba.
Nos juntamos con Alicia, Anita (amiga de Alicia), Martín, Francisco, Ana y yo y encaramos directamente por la quebrada que nos llevaría por el Pomo y de ahí a la cruz del Tres María.
Sin embargo desde que ingresamos a la quebrada no nos pareció familiar el camino y lo atribuimos a las intensas lluvias registradas en el verano y que modificaron considerablemente el aspecto de la quebrada.
Pero con la ganas que teníamos de hacer el treking seguimos sin darnos cuanta que llegaríamos al final de la quebrada sin salida. 
A partir de ahí comenzó la trepada a modo de escalada pues tuvimos que trepar el cerro ayudándonos con las manos. Momentos difíciles con filos y abismo a los lados. Pero no tuvimos otra que seguir adelante pues retroceder resultaba aún más peligroso.
Encontramos un sendero y nos sentimos más aliviados. Aquí nos dimos cuenta que habíamos errado la ruta de acceso, pues pudimos apreciar la quebrada del Pomo y el sendero que viene por el camino de las Torres y que desemboca en esta quebrada. Pero de pronto comenzamos a bajar, por eso cambiamos el rumbo y regresamos para continuar con la subida hasta que perdimos la senda por donde transitábamos. Era cuestión de seguir escalando pero cada vez más complicado. Podíamos percibir la adrenalina correr por nuestras venas. Yo quise mirar para atrás para saber por donde venían Martín y Anita y sentí un gran vacío en mi estómago.
La escalada estuvo acompañada con desmoronamiento de piedras, subidas con fuertes agarres para evitar caídas, raspaduras de cactus, trepadas con difícil acceso. Pero nada impidió que siguiéramos subiendo. Estábamos cada vez más alto y podíamos ver a lo lejos la cruz de la cima, personas caminando por el sendero y hasta una bandera cerca nuestro. El terreno se hizo transitable y continuamos erguido sin ayuda de las manos y de pronto.....la plataforma de donde se tiran los parapentes!
Ahí se encontraba la bandera que veíamos desde más abajo. También personas que practican este deporte. Una de ellas nos comentó que se sorprendió vernos aparecer, ya que hacían 16 años que frecuenta este lugar y era la primera vez que ven caminantes venir por ese sector.
Luego del abrazo, de hidratarnos y comer, iniciamos el regreso por el camino habitual pero al trote.
Fue un día caluroso, con sol y mucha gente haciendo deportes en la zona.
Gracias a la equivocación de la quebrada de acceso pudimos conocer otra ruta mucho más complicada y difícil, que hemos denominado "La Ruta al Parapentes por el Falso Pomo".

Inicio de la caminata


Buscando el sendero



Caminando por el sendero


Trepada con ayuda de las manos

Con Ana

Zona de parapentes
Plataforma despegue de parapentes


Grupo cumbre
El treking del día fue muy arriesgado por la dificultad del terreno, pero nuestra voluntad nos llevó a la cima!


domingo, 10 de agosto de 2014

Vuelta al Sierras Azules

Después de seis horas con diez minutos dimos por finalizada nuestro treking del día.
Es que esta vez fuimos con Francisco a las Sierras Azules, que se encuentra en el departamento de Zonda a 20 km de la ciudad de San Juan.
Su altura alcanza casi los 1.800 msnm y es de dificultad exigente desde el inicio de la caminata.
Muy pocas paradas tuvimos, aunque el ritmo por momentos fue lentos dada la exigencia de la pendiente; la cual es de permanente subida, con poca vegetación y muchas piedras de diferentes tamaños. Tardamos dos horas con cinco minutos en llegar a la cima, desde donde se puede apreciar el valle de Zonda, el dique de Ullúm, las Sierras Chicas de Zonda, el cordón montañoso del Párkinson, el Blanco de las Cuervas y el Santa Rosa entre los más importantes.
Hicimos una parada para comer e hidratarnos y también para descansar de este difícil ascenso, el cual se vio reflejado en el cansancio de mis piernas; pero una vez recuperada nuestras energías comenzamos el descenso con viento frío que nos obligó a abrigarnos.
Pero la bajada no la hicimos por el mismo lugar; sino que encaramos por una ruta desconocida para nosotros y de gran belleza en su paisaje. El regreso lo hicimos por una huella que se encuentra al oeste de la cima y que continúa por el lomo del cerro con la vista hacia la precordillera. El descenso no es tan abrupto como la subida normal del Sierras Azules y la vegetación es mayor con predominio de jarilla, algarrobo, cactus, aloes, retamos y algunos ajenjos.
Durante el descenso podíamos contemplar las magestuosas montañas que teníamos en frente; también veíamos el sendero que se perdía  entre los arbustos y que aparecía a lo lejos. Esta huella se encuentra bien marcada y con pisadas de caballos. El sendero comenzó a faldear el cerro y de a poco cambió hacia el norte. Luego continúa en una quebrada estrecha con paredones a los costados, que a medida que desciende se empieza a ensanchar hasta que de repente dobla a la derecha justo al pie del Cerro Blanco.
Una pequeña subida y pudimos ver la construcción del dique Punta Negra. A partir de ahí continúa el descenso teniendo a la derecha el Sierras Azules y a la izquierda el Cerro Blanco. Caminamos por un pasadillo de piedras blancas con arena también blanca hasta que de a poco se desvía el sendero alejándonos progresivamente del Cerro Blanco.
Ya la huella es más ancha y desemboca en un callejón que está al lado de un canal en el que circulaba agua cristalina. Esta calle nos llevó de regreso al punto de partida. Como se puede apreciar dimos una vuelta al Sierras Azules, cuya caminata de regreso fue mayor a la de la subida ya que tardamos cuatro horas en volver.
Al término de nuestra aventura con Francisco nos sentimos totalmente satisfechos por haber realizado un camino desconocido, sin guía y con paisajes bellísimos de nuestras montañas.

Ruta normal del Sierras Azules

Ascenso al Sierras Azules


Cumbre del Sierras Azules

Sendero margen oeste del Sierras Azules





Quebrada previa al C° Blanco


Vista del Dique Punta Negra

Atrás el C° Blanco

Sendero de piedras y arenas blancas

A una hora del fin de la caminata