lunes, 24 de septiembre de 2012

9° Rally de los Volcanes

CRUCE DE LOS ANDES: Villa La Angostura (Argentina) - Entre Lagos (Chile)




El domingo 16 de septiembre bajo condiciones climáticas extremas participé de este rally.
El pronóstico del tiempo lo anticipó: temperaturas que no superarían los 5°, muy nublado con lluvia y posibilidad de agua nieve durante varios días. Y así se presentó el día esperado: totalmente gris, dejaba de llover por períodos de tiempo muy escasos y por ahí caía agua nieve.
A las 11 hs. estaba prevista la largada, por lo que llegué a la plaza Los Pioneros de Villa La Angostura una hora antes, es decir pasada las 10 de la mañana.  A esta hora continuaba lloviendo y por momentos caía agua nieve en forma intensa, pero se acercó la hora de largar y dejó de llover. El cielo plomizo no daba esperanza de que mejoraría el clima. Todos los competidores estábamos ansiosos por largar, pero más que eso queríamos ponernos en movimiento para entrar en calor. El frío era intenso. La mayoría de  nuestros asistentes se adelantaron para hacer los trámites de aduana y entre ellos partió también Javier. 
Ya eran las 11 horas y se demoró la largada (posteriormente nos enteraríamos que corría el riesgo de suspenderse por la tormenta en el límite). Luego de tomar asistencia, la largada fue controlada, simbólica, recorrió el centro de Villa La Angostura y pasados unos kilómetros recién se hizo la largada oficial de la competencia.
Como ustedes saben yo participo de estos eventos no para ganar sino para aprovechar la logística; lo mío es cicloturismo. Y  con esta idea me encamino en cada cosa, cada aventura que hago.
Con la largada oficial todos los competidores desaparecieron, todos querían ganar ya que como premio a cada categoría que superara los 6 inscriptos, se llevarían una bicicleta de montaña muy bien equipada. Así fue que me quedé entre los últimos de los corredores, mi objetivo era llegar, no me importaba cuanto tiempo tardaría, sólo quería tener el placer de hacer "mi primer Cruce de los Andes".
A medida que avanzamos empezó nuevamente a llover y a correr viento. Yo no cuento con indumentaria para la lluvia, sólo me puse una capa impermeable que lo único que hizo fue retrasar el ingreso de agua a la ropa y por ende, a mi cuerpo. En poco tiempo las piernas y fundamentalmente los pies estaban empapados.
Camino sinuoso, con subidas y bajadas; vegetación abundante con predominio de coníferas. La ruta totalmente mojada ponía en peligro el rodar de las bicicletas. Al llegar al puente Correntoso la lluvia se convirtió en agua nieve transformándose posteriormente en abundantes copos de nieve que nos acompañó hasta la aduana Argentina.
El paisaje fue maravilloso y el andar en bici con nieve una experiencia inolvidable! 
Yo llevaba puesto unos lentes no oscuros, que me vinieron bárbaro para soportar la nieve en la cara. Si bien se me empañaban era mejor eso que sacarlos y que cayera la nieve en los ojos. Los copos se acumularon en el manubrio y en los guantes y no dejé de exclamar: "¡Qué bonito!" 
Me puse a la par con un ciclista argentino, un lugareño. Con él pudimos entablar conversación y me dijo que llegaríamos hasta la aduana no más. Su asistente le informó que se había suspendido el rally, que la tormenta en medio de la cordillera era intensa. Un signo de pregunta me invadió...tantos kilómetros transitados, tantas horas de viaje (desde San Juan a Villa La Angostura) para hacer este evento y que se suspenda.... que bajón! Pero también era consciente que la organización debía preservar la integridad física de los corredores y que las condiciones climáticas adversas ponían en riesgo su continuidad. Por lo que me dije: "al mal tiempo buena cara" y "a disfrutar de este espectáculo!"
Así continué, fotografiando con mis retinas cada paisaje, cada bajada y subida que era distinta de las  otras subidas y bajadas que pasaron. Nevaba copiosamente. Vi una máquina trabajando para dejar limpia la ruta. Todo era blanco, salvo el pavimento por donde transitaba.
Hacía mucho frío y yo ya estaba totalmente empapada. Los dedos de los pies no los sentía, estaban entumecidos. Hasta altura ya habían abandonado algunos competidores, vi unos al costado de la ruta, esperando que sus asistentes los fueran a buscar; otros que en bici regresaban a Villa La Angostura. Pero yo me sentía tan bien y disfruté todo el espectáculo que me brindaba la naturaleza, que ni el frío, ni la nieve, ni el estar impregnada de agua pudo conmigo. 
Anduvimos a la par unos kilómetros más y nos encontramos con una chica, que nos comentó que su padre no pudo pasar la frontera ya que no llevaba las cadenas para la nieve. Otra vez la desazón me invadió ya que Javier no contaba en su camioneta con este elemento. Asi que me dije: "hasta la aduana llegamos...igual seguiré disfrutando de este tramo!".
Llegamos los tres a la aduana Argentina. Había dejado de nevar, sólo garuaba. A la vera de la ruta muchos autos y los ciclistas deambulaban de un lado a otro. No comprendí que pasaba. Lo ví a Javier que muy animado se me acercó y me felicitó por lo realizado hasta el momento. Me dijo que debía registrar mi llegada. Caminando con la bici al lado me arrimé al puesto de control y me avisaron que pasaríamos todos juntos con las bicicletas en las movilidades, ya que Gendarmería no nos dejaba pasar andando arriba de ellas por lo deteriorado que estaba el asfalto y la cantidad de nieve caída.
Así fue, en procesión, todos los integrantes del Rally partimos hacia la aduana chilena pasando por el paso fronterizo Cardenal Samoré. Este tramo se realizó con suma precaución ya que la vía estaba con hielo. Los camiones despejando la ruta, otro atascado en la nieve; la acumulación nívea no dejaba ver la banquina, por momentos nos encontrábamos con paredes de nieve de la altura de una persona. Yo en el interior de la camioneta me sequé un poco y con el aire caliente al máximo pude entrar en calor. Me cambie las medias y algo de la ropa mojada.
Llegamos a la aduana de Chile ya con algunos claros y hasta salió el sol. Hicimos una fila todos los corredores para registrar el ingreso al vecino país; nos revisaron y nos volvimos a ubicar para realizar la segunda largada. Si bien el sol aparecía y volvía a desaparecer, aún se notaba muy frío el ambiente.
Dejó de llover, pero este trayecto me resultó más duro que del lado argentino. Después de cada bajada continuaba una subida interminable donde debía emplear la máxima multiplicación. Mi ritmo de pedaleo en estas cuestas no superó los 9 km/h.
De pronto todo se volvió oscuro, apenas una llovizna comenzó a caer nuevamente y de repente.... piedritas blancas caían del cielo. Una cortina de granizo nos azotó. Sentía en mi casco el retumbar de las piedras. La ruta se cubrió de ellas y mi andar se volvió inseguro. Aún así continué, no quería que por mi cabeza pasara la idea de abandonar. Al menor esbozo, me decía "yo puedo, yo quise realizar este desafío... tengo que afrontarlo!" 
El paisaje cambió abruptamente. De la nieve que cubría suelo y árboles, pasamos a un verde suave, llamativo. Campos con cerros de distintos tonos de verde. Transitamos por puentes, pasamos por arroyos y ríos, se veían lagos  de diversos caudales.
El cielo comenzó a despejarse. El sol empezó a notarse. Tuve que parar mi marcha para sacarme ropa ya que el calor se sentía cada vez más. Y con la vista en este sorprendente paisaje divisé a algunos ciclistas. Mi ritmo de pedaleo aumentó considerablemente. El ver a otros a lo lejos me estimuló. Faltando menos de 20 km aproximadamente para la llegada pude acercarme a estos competidores rezagados; pero sólo pude pasar a uno.
Si bien mis piernas sentían el cansancio, mis fuerzas no estaban agotadas, y mi espíritu estaba intacto. Faltaba poco para el fin de la carrera y ya mi corazón latía de alegría por la meta que estaba por alcanzar. El arco de llegada estaba a la vista, mis últimos pedaleos, un último esfuerzo y por fin alcancé mi objetivo!
Del lado chileno, la asistencia de Javier fue permanente. Su palabra de aliento, su compañía durante este segundo trayecto, su continuo apoyo moral fueron fundamentales en esta travesía. Gracias a él y a mi tesón  pude llegar a la meta y recibir la medalla finisher en la que se lee: "9° Rally de los Volcanes - Argentina-Chile 2012. DESAFÍO CUMPLIDO!!!"

Este evento arroyó los siguientes números:
Total de inscriptos: 102
Abandonos antes de largar: 24
Abandonos durante la carrera: 26
Total en partida: 78 corredores
Total de competidores: 42 corredores de Chile y 60 argentinos

Previa a la largada

Camino al límite fronterizo

En la aduana Argentina

Camión varado - transportando las bici 

Con lluvia

Llegando a la localidad de Entre Lagos

En la llegada

Recibiendo la medalla finisher

En la fiesta

Número, medalla y trofeo

Con Javier que gracias a su asistencia pude concreta este desafío