martes, 1 de enero de 2013

Recibiendo el 2013 en el Tres Marías

Las condiciones estaban dadas para que yo pudiera cumplir con un sueño: "pasar año nuevo haciendo treking". Y así fue que pasadas las 23 horas llegué al Castillito para emprender la caminata. Estaba desolado, sólo un par de policías custodiando la zona y unas 5 personas mayores cenando debajo del reflector.
Me bajé del auto y al ponerme el camelbak se me acercó uno de estos señores uniformados. Yo pensé: "sonamos no me dejarán subir!"...sin embargo después de los saludos, me preguntó que estaba por hacer. Yo le respondí: "pasar un fin y nuevo año diferente....ver desde lo alto del cerro la ciudad con los fuegos artificiales". Corroboró que no tenía otras intenciones (suicidarme, por ejemplo...."ni loca con todo lo que me queda por hacer, descubrir y conocer!") me dejó subir sin problemas.
A medida que ascendía me dí cuenta me no llevaba el frontoluz, por lo que tuve que agudizar la vista para no pisar en falso. Por suerte la luna continuaba con mucha luz, pero en los lugares donde el cerro la tapaba, la oscuridad se profundizaba.
La primera parte del ascenso y en la cima estuvo muy ventoso, no así en la quebrada donde no soplaba una gota de aire. Subí a paso firme y en las zonas de poca visibilidad bajaba el ritmo por temor a cometer un error. El silencio era total, por momentos se escuchaba el sonido del viento y en ocasiones, algún que otro grillo. Mientras caminaba pensaba en las personas que al igual que yo, estarían pasando estas fiestas en el Aconcagua, en el Everest...., corriendo la San Silvestre o haciendo algo distinto al común de la gente. Y así pensando, volví a la realidad con el estruendo de las bombas. Ya eran las 12 de la noche!!!
Desde arriba las luces de la ciudad y la distancia no dejaban apreciar en su magnitud los fuegos artificiales. Se veían pequeña pelotitas de colores que estallaban a lo lejos. Igual el espectáculo fue único y pude cumplir con mi sueño!
Del otro lado, Ullúm y Zonda también se veía el festejo aunque en menor cantidad que en la ciudad. Y si puede apreciar con nitidez los fuegos artificiales que lanzaban desde el Complejo Bahía. Una seguidilla de destellos multicolores y de formas que duró unos cuantos minutos. 
Comencé a descender con la misma precaución y al pasar la "ventanita", los reflectores del dique me encandilaban por lo que tuve que bajar despacio. Al llegar a la cruz blanca comencé a escuchar música y continuaba el sonido de las explosiones.
Una vez abajo, la familia que estaba cenando me llamaron...nos dimos el saludo de buen año y conversamos un rato. Coincidimos que cada cual pasa las fiestas como quiere y que cada uno disfruta a su manera. En fin...cada uno con su locura....yo me hago cargo de la mía!