sábado, 30 de marzo de 2013

Q° de Las Burras - Minas de Gualilán

Esta era una salida pendiente. Hacía tiempo que quería hacerla y por diversas razones la fui postergando. Me fui en auto hasta la Quebrada de Las Burras, más precisamente en la rotonda que divide el camino a Iglesia y a Calingasta. Por ser Semana Santa había un trailer de la policía de San Juan en este lugar. Estacioné al lado y me salió al encuentro un uniformado. Le pedí permiso para dejar el vehículo y me tomó los datos por precaución incluido un número de teléfono a quién llamar en caso de emergencia. Me dio algunas recomendaciones y empecé mi aventura.


Sabía que había entre 40 y 45 km hasta las minas y había calculado llegar entre 3 tres horas y cuarto y cuatro horas dado el grado de dificultad que tenía. Comencé a una velocidad de 15 km/hs pero a medida que avanzaba mi ritmo disminuía. La ruta estaba bien transitada sobre todo de ida a Iglesia por lo que mi andar era con mucha prudencia. El camino por momentos en buen estado y por otros en malas condiciones. Sobre el asfalto se posaban saltamontes y fue mi entretenimiento esquivarlos para no atropellarlos. La pendiente se promunció hasta llegar a una altura de 1750 mts desde donde se ve la recta interminable que llega a La Ciénaga y al "Barrealito Blanco" (similar a la Pampa del Leoncito)


Y como todo lo que sube tiene que bajar; comienza en este punto una bajada con curvas y contracurvas que continua en la recta que llega a la Ciénaga, en la cual alcancé una velocidad de 48 km/hs frenando. Llegué a la localidad mencionada que se caracteriza por su arboleda, y donde se encuentra una delegación de vialidad provincial y que está a los 1600 msnm




Dejando La Ciénaga atrás comienza una subida bien pronunciada que continúa hasta el famoso "Colorado". Pero antes, a los 2000 msnm se encuentra Gualilán, cuya mina se comienza a ver desde lo lejos y esto motiva a seguir pedaleando. 
La historia cuenta que data de fines del 1800 siendo una de la minas más importantes de San Juan en esa época. En ella se extraía oro y hoy se encuentra totalmente abandonada ya que su explotación quedó trunca con el correr de los años.
Ingresé, después de haber pedaleado 3 horas con 20 minutos, por una huella que estaba muy detereorada sin saber a que a unos metros más adelante se encontraba la entrada a la mina. Son menos de 3 km de camino de tierra y ya uno se adentra a las construcciones de piedras, algunas sin techo, chimeneas, tanques para el tratamiento del cianuro, cuevas y pasillos forman parte de este sorprendente paisaje el cual se encuentra rodeado de montañas, conviertiéndose en ruinas cuyo olvido lo cubre todo. Muchos dicen que en las cuevas se escuchan quejidos y lamantos, yo por las dudas no me acerque.





El regreso fue más rápido y se comenzó a sentir el soplo del viento. Pasando La Ciénaga comienza una suave subida y tediosa recta de 10 km, en cuyo recorrido durante más de 14 minutos no pasó vehículo alguno, momento que aproveché para entretenerme haciendo zig zag por entre las líneas blancas de la ruta. Después de la recta comienza el ascenso mayor y si bien fue exigente sólo utilicé el plato 2. Para sorpresa mía luego de la segunda curva me encontré con un guanaco que me estaba mirando. Me vi en la obligación de pararme para fotografiarlo ya que no es común tenerlos tan cerca. Luego descubrí que no estaba solo.


Ya lo que quedaba era  solo bajada y era cuestión de pedalear para llegar más rápido. Anduve 85 km en un tiempo de 4 horas 42 minutos, con un promedio de pedaleo de 18 km/hs.
Terminé contenta, sin dolores, algo colorada por el sol reinante y con la satisfacción de haber concretado otra meta!