Yo me mantuve todo el tiempo "chupadita" detrás de mi amigo y así pudimos andar a buen ritmo hasta llegar a Caucete. Luego nos metimos por una calle de tierra con la intención de llegar a la Virgen pero nos equivocamos de camino y nos topamos con unas pequeñas dunas donde no podíamos pedalear, así que tuvimos que seguir caminando unos 3 km.
Subimos un poco y nos encontramos con una cruz y la gruta; dentro de ella la oración a la Virgen. Cuando estaba dispuesta a rezarle a la Sra. de la Paz, Jorge comenzó a descender pues la noche se nos venía encima.
Nos olvidamos de llevar luces y la ruta 20 es peligrosa por la cantidad de vehículos y velocidad con la que andan. Emprendimos el regreso parando en la estación de servicio para recargar agua y tomar una bebida isitónica.
Al llegar al puente de Caucete ya no teníamos luz diurna y si bien había luna llena, no era suficiente para alumbrar. Se nos hizo pesado el regreso dado la poca visibilidad que teníamos. Nos guiamos por la línea blanca de la ruta, manteniéndonos a su derecha. Los autos que venían en nuestra dirección nos favorecían alumbrándonos el camino, pero los que venían en contra nos encandilaban y no veíamos nada. Además por momentos se nos helaba la sangre por lo cerquita nuestro que pasaban los vehículos.
Llegamos a la quinta de Jorge agradeciendo a la Virgencita por no haber tenido ningún percance. Fueron 4 horas en total, con un tiempo neto de pedaleo de 3 horas 23 minutos. Anduvimos 75 km a un promedio de 22 km/hs, alcanzando una máxima de 32 km/hs.
