sábado, 29 de diciembre de 2012

Sierras Azules con luna llena

Aprovechando el último viernes de luna de llena del año, con Alicia y Juan Cruz (amigo de ella) fuimos al cerro Sierras Azules. Partimos ya avanzada la noche con un muy buen ritmo.  Casi todo el tiempo no hizo falta el frontoluz, la luna alumbraba perfectamente nuestro camino; salvo una parte en que el cerro tapo la luna y tuvimos que valernos de la luz artificial. Juan Cruz hace mucho que no practica treking de montaña, por lo que a él le costo bastante la trepada abrupta que tiene este cerro.  Antes de llegar al roquerío, Juan nos autorizó a seguir con nuestro ritmo, mientras que él continuaría con el suyo. Al entrar a la quebrada con Alicia sentimos un silbido y suponiendo que era un zorro seguimos caminando admitiendo que ese sonido nos puso intranquilas.
Había un poco de viento, pero así como por momentos dejaba de soplar y no corría una gota de aire, por otros se sentía fuerte, que nos venía bien para tomar un poco más de oxígeno. Llegando al final de la quebrada se nos puso pesada la subida, pero aún así tratamos de no decaer y en ningún momento nos detuvimos hasta llegar a la cumbre.
Desde arriba otro panorama totalmente distinto al diurno: las luces de la ciudad de San Juan, de Ullúm, y la luna  reflejada en la poca agua que contiene el embalse. Sentimos una sensación de tranquilidad y de alegría por haber llegado a la cruz en un muy buen tiempo: 1 hora 45 minutos, siendo este el mejor tiempo de subida al Sierra Azules que hemos empleado. Sacamos fotos , nos hidratamos, comimos e inmediatamente emprendimos el regreso. El cual fue más rápido ya que donde nos lo permitía, lo hicimos corriendo. Al llegar al portezuelo que une las dos últimas subidas a la cumbre con la del roquerío, nos encontramos con Juan Cruz, y los tres continuamos con el descenso. A mitad de la quebrada ya le habíamos sacado ventaja a nuestro compañero y después de pasar por esta parte complicada, nuevamente comenzamos a trotar. 
Yo sufrí una torcedura en el pie derecho, pero igual continué. Antes de llegar a la gruta divisamos dos siluetas y debemos reconocer que nos asustamos. Agarramos unas piedras para defendernos y al acercarnos saludamos. Cuando nos contestaron y escuchamos la voz de una chica nuestra almas volvieron al cuerpo. Seguimos descendiendo al trote hasta la base, siendo Alicia la que tomó la delantera. Hicimos 1 hora 5 minutos en la bajada. Más que contentas estábamos por el tiempo empleado: 2 h 50 minutos en subir y bajar el Sierras Azules de noche. 
Mientras esperábamos a Juan Cruz elongamos, tomamos líquido, hicimos recambio de remeras y comentamos no sólo el susto que nos llevamos sino la performance que tuvimos gracias a nuestro entrenamiento.

Alicia, Juan Cruz y yo

Atrás la ciudad de San Juan

En la cima del S. Azules